Me gustaría que supiese que mereció
la pena. Que en mi desdicha me hizo conocer sentimientos diferentes, me hizo sentirme querido. Y
que nunca aprendí a tener un final. Un final bonito. Para nada se parecería a
los finales que he tenido. No he sabido ser un caballero a la antigua, como me gustaría
ser. Ahora se, que vivir no es pasar las hojas de un calendario. En cada hoja
de ese calendario, hubo días increíbles, irrepetibles. Momentos felices que deberíamos
marcar en el calendario, de color verde, el color de la esperanza. Para nunca
se nos olvide. Que tengo que vivir con esos recuerdos y no con los malos. Que
la vida es como una serie de televisión, con sus capítulos y sus finales de
temporada. Que cada temporada es un cambio en la vida. Hay temporadas mejores y
peores. Con capítulos buenos y malos. Donde el protagonista, sufre y también es
feliz. Y cada final de temporada, es un vacío, una soledad. Y esperamos
ansiosos la nueva temporada, a ver que nos depara y si es mejor que la
anterior. Nunca aprendí hacer el ultimo capitulo feliz, de alegría. Nunca supe
terminar las temporadas, pues no quería empezar una nueva. Y terminaba sacando
a los actores, por la puerta de atrás. Sin darles un buen final. Pido perdón, por
tantas cosas, por tantos malos ratos. Pido perdón, por no entender la vida en
muchas ocasiones. Por hacer daño, para sentirme mejor. Por hacer sufrir sin
comprender, que era el malo era yo. Disculparse no es dejar de tener razón. Es saber
anteponer tus sentimientos a tu ego. Perdonar no es olvidar, es intentar
aliviar tu sufrimiento. Que el perdón se pide desde la humildad y no desde la
soberbia. Que el arrepentimiento viene desde la sinceridad. He cometido muchos
errores. He lastimado a muchas personas, personas que quiero. Pero cuando digo
lo siento, lo digo desde el corazón. Y como dije en mi anterior publicación, lo
malo no es estar solo. Es darte cuenta. Y el único culpable he sido yo. Por ver
y buscar los pequeños fallos, sin ver las grandes virtudes. Que el pasado es
pasado y se debe quedar ahí. Es buscar las mentiras, sin saber ver, que no tenía
por qué saber la verdad. Querer obligar a las personas a que me cuenten sus
miserias, cuando estas son suyas. Querer ser más listo, sin ver que estaba
equivocado. Por querer ser un sabio, sin darme cuenta que era un necio. Cuando
hacemos algo estúpido, damos la excusa, de que era nuestro derecho. Que quería ser
inteligente, pero no paso de pendejo. Lo siento. No tengo otra palabra. Que
todos somos diferentes, pero en el fondo todos somos iguales. Que el rencor,
sale desde la impotencia, de no saber hacer las cosas. El ego nos hace ser
prepotentes. Pero la humildad nos hace ser auténticos. Qué pena que el ego, supere
a la humildad. Que la humildad es la verdad y el ego la mentira. Y yo, tengo
mucho ego. Que a veces somos desgraciados, porque no sabemos ser felices.
Perdón a los que dañe. Soy noble,
pero mi ego a veces, es más fuerte que mi humildad. LO SIENTO
Llevo un dolor dentro
de mi
que baja por mis
venas,
pasando por mis
arterias
en torrentes
caudalosos
cuando mi alma te
recuerda.
Cálida lagrimas
salen de mis ojos
Que alivian mis
penas,
entre pestañas que
se humedecen
que van minando mi
ego
mientras me ciega
una gota.
Me hace ver la realidad
Que todo es
distinto
Que nada es verdad
Que todo es relativo
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