Es muy penoso sentir lastima de uno mismo. Pero en ocasiones
uno se siente solo, aparte. Y las buenas palabras no valen, pues siempre suenan
vacías. En muchas ocasiones te despiertas en un hotel cualquiera, en cualquier
sitio, a las tres, cuatro o cinco de la mañana y ves que no hay nada alrededor.
Y piensas que puedes hacer. Ver la tele? checar correos? Solo te queda la mas
mortal de las opciones, pensar. Y es la peor, pues te pones a pensar en todo,
en lo absurda que son las cosas que tenemos alrededor. En lo que vamos hacer y
luego nunca hacemos. En lo que vamos a decirle a ese vecino, empresa, gobierno,
etc. Que nos hace de rabiar o simplemente que nos fastidia. Y después tampoco
hacemos. Dependiendo del estado anímico, pensamos en cosas buenas o malas. Y
después de analizar todo esto, llego a una conclusión. Que no sirve para nada.
La vida es tu mente, puedes estar en mejor sitio del mundo y pasarlo mal,
porque no quieres estar hay. O no estas como quisieras estar. O viceversa,
estar en un sitio horrible y te sientes a gusto, porque estas con quieres estar
en ese momento.
Muchas veces veo esos siquiatras que quieren curar a esa
persona que está mirando por la ventana y se siente feliz, solamente por estar
mirando. Para darle una inteligencia ficticia y hacerle desgraciado pensando.
Las cosas más sencillas, suelen ser las mejores, por lo menos para mi. Y no
entiendo porque la gente se complica la vida, con cosas absurdas. Pero esto lo
ve bien algunas personas. O algo tan sencillo como la compañía, la amistad, la
familia. La dejamos de tener por buscar un futuro que nunca llega. Por buscar
un bienestar que se convierte precisamente en lo contrario. Buscamos el dinero,
pero erróneamente, pues hay buscamos la felicidad. Y la felicidad esta en
intentar hacer el bien. En sentirte en paz contigo mismo. En hacer las cosas lo
más honestas posible. Eso si el dinero viene muy bien, sería tonto decir lo
contrario. El creer que uno es bueno, porque todo el mundo te lo dice, no te
hace bueno. En muchas ocasiones damos a creer una personalidad, que no es la
nuestra realmente. La compañía de una persona querida, en ocasiones se puede
volver un problema, por callar, por omitir cosas, por no hacer daño a la otra
persona. Y esto te come por dentro, pero hay que callar, es lo “mejor” por el
bien de todos. Cuando nuestro mundo se convierte en la prioridad, nos olvidamos
del mundo de los demás. De los sentimientos de los demás. De que los demás
también tienen corazón y nos volvemos jueces de los sentimientos. Decidimos
quien tiene derecho a tener cariño. Decidimos que lo que nos conviene a nosotros,
es lo mejor para todos. Ah! Y nos deben un favor o cuanto menos darnos las
gracias. Cuando esta solo uno, estas cosas carecen de importancia y nuestra vida,
es la que marca la vida de los demás.
Tanto tiempo naufragando que al ver un trozo de madera, se
agarra uno para poder respirar un poco. Aunque siga en el agua de alguna
manera. Esperando una isla que nunca llega. Y con la ilusión de poder estar algún
día, disfrutando de la vida. Sin tener que estar con el cuerpo en el agua.
Y las ilusiones se van apagando, se van viendo más lejos,
pero uno no se puede dar vencido, pues nos dejaríamos marchitar. En lo que se
parece el pasado y el futuro es que siempre estamos con ilusiones que no se cumplen. Y siempre
esperamos, la paciencia es algo que no se agota aunque algunos crean que sí. Uno
tiene paciencia y no tiene tiempo. Y sigo esperando, pero ya no sé, que espero.
Ya no sé, si espero la ilusión de algo o solo espero tener más paciencia, para
tener más ilusiones.
Hay tantas cosas que uno quiere decir, pero nunca es el
tiempo correcto. Hay tantas cosas que quiero decir, pero no sé cómo decirlas. Es
fácil imaginarlas pero difícil saber decirlas. En un minuto, se puede decir
tantas cosas y en cambio en años no decimos nada. Es la amargura de no saber
utilizar la inteligencia, para poder hablar y que me entiendan. Es muy triste
cuando nadie entiende tu idioma, que es muy básico, son los sentimientos. Que no
se pueden expresar. Pues si hablas ofendes, si callas otorgas, así que mejor
escribo.
Esto pasa cuando uno tiene demasiado tiempo estando solo. Uno divaga y dice tonterías, que se te pasan por la cabeza.
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