martes, 26 de agosto de 2014

la soledad es mas bonita compartida

Es muy penoso sentir lastima de uno mismo. Pero en ocasiones uno se siente solo, aparte. Y las buenas palabras no valen, pues siempre suenan vacías. En muchas ocasiones te despiertas en un hotel cualquiera, en cualquier sitio, a las tres, cuatro o cinco de la mañana y ves que no hay nada alrededor. Y piensas que puedes hacer. Ver la tele? checar correos? Solo te queda la mas mortal de las opciones, pensar. Y es la peor, pues te pones a pensar en todo, en lo absurda que son las cosas que tenemos alrededor. En lo que vamos hacer y luego nunca hacemos. En lo que vamos a decirle a ese vecino, empresa, gobierno, etc. Que nos hace de rabiar o simplemente que nos fastidia. Y después tampoco hacemos. Dependiendo del estado anímico, pensamos en cosas buenas o malas. Y después de analizar todo esto, llego a una conclusión. Que no sirve para nada. La vida es tu mente, puedes estar en mejor sitio del mundo y pasarlo mal, porque no quieres estar hay. O no estas como quisieras estar. O viceversa, estar en un sitio horrible y te sientes a gusto, porque estas con quieres estar en ese momento.
Muchas veces veo esos siquiatras que quieren curar a esa persona que está mirando por la ventana y se siente feliz, solamente por estar mirando. Para darle una inteligencia ficticia y hacerle desgraciado pensando. Las cosas más sencillas, suelen ser las mejores, por lo menos para mi. Y no entiendo porque la gente se complica la vida, con cosas absurdas. Pero esto lo ve bien algunas personas. O algo tan sencillo como la compañía, la amistad, la familia. La dejamos de tener por buscar un futuro que nunca llega. Por buscar un bienestar que se convierte precisamente en lo contrario. Buscamos el dinero, pero erróneamente, pues hay buscamos la felicidad. Y la felicidad esta en intentar hacer el bien. En sentirte en paz contigo mismo. En hacer las cosas lo más honestas posible. Eso si el dinero viene muy bien, sería tonto decir lo contrario. El creer que uno es bueno, porque todo el mundo te lo dice, no te hace bueno. En muchas ocasiones damos a creer una personalidad, que no es la nuestra realmente. La compañía de una persona querida, en ocasiones se puede volver un problema, por callar, por omitir cosas, por no hacer daño a la otra persona. Y esto te come por dentro, pero hay que callar, es lo “mejor” por el bien de todos. Cuando nuestro mundo se convierte en la prioridad, nos olvidamos del mundo de los demás. De los sentimientos de los demás. De que los demás también tienen corazón y nos volvemos jueces de los sentimientos. Decidimos quien tiene derecho a tener cariño. Decidimos que lo que nos conviene a nosotros, es lo mejor para todos. Ah! Y nos deben un favor o cuanto menos darnos las gracias. Cuando esta solo uno, estas cosas carecen de importancia y nuestra vida, es la que marca la vida de los demás.
Tanto tiempo naufragando que al ver un trozo de madera, se agarra uno para poder respirar un poco. Aunque siga en el agua de alguna manera. Esperando una isla que nunca llega. Y con la ilusión de poder estar algún día, disfrutando de la vida. Sin tener que estar con el cuerpo en el agua.
Y las ilusiones se van apagando, se van viendo más lejos, pero uno no se puede dar vencido, pues nos dejaríamos marchitar. En lo que se parece el pasado y el futuro es que siempre  estamos con ilusiones que no se cumplen. Y siempre esperamos, la paciencia es algo que no se agota aunque algunos crean que sí. Uno tiene paciencia y no tiene tiempo. Y sigo esperando, pero ya no sé, que espero. Ya no sé, si espero la ilusión de algo o solo espero tener más paciencia, para tener más ilusiones.
Hay tantas cosas que uno quiere decir, pero nunca es el tiempo correcto. Hay tantas cosas que quiero decir, pero no sé cómo decirlas. Es fácil imaginarlas pero difícil saber decirlas. En un minuto, se puede decir tantas cosas y en cambio en años no decimos nada. Es la amargura de no saber utilizar la inteligencia, para poder hablar y que me entiendan. Es muy triste cuando nadie entiende tu idioma, que es muy básico, son los sentimientos. Que no se pueden expresar. Pues si hablas ofendes, si callas otorgas, así que mejor escribo.
Esto pasa cuando uno tiene demasiado tiempo estando solo. Uno divaga y dice tonterías, que se te pasan por la cabeza.

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