De vez en cuando la vida te da una bofetada, de las que te
dejan mal. Si hay un Dios, es posible que no tenga la misma escala de valores
que yo, para llevarse a las personas. La desventaja de no creer en Dios, es que me hace pensar el porqué de
las cosas. Si creemos que tiene un plan para todos, a mí que me deje aparte.
Se ha marchado una persona muy querida de este
mundo. Una persona joven, con unas ganas de vivir tremendas. Una persona buena,
agradecida. Una “amiga” que todos quisiéramos tener. Los que la conocimos,
siempre tendremos un recuerdo bueno de ella. Pues era incapaz de un mal gesto,
una mala palabra. Lo único que podemos reprochar, es no haberla conocido mejor.
Porque conocerla mejor, era hacernos mejores personas.
Si intentamos ver el porqué de la vida, las
metas, los retos. Me doy cuenta, de que es vivir el momento. El mañana es algo
muy frágil. Porqué se puede romper en cualquier momento. Tenemos que disfrutar
de nuestros seres queridos hoy.
Una de las cosas que tengo muy clara, es que no morimos del
todo. Mientras estén en nuestro recuerdo, no termina de marchar. Al fin y al
cabo, todos, lo que tenemos seguro es el pasado. Y estos son recuerdos, no es
nada más. Solo recuerdos y ella estará siempre en ellos. Se ha marchado una
amiga, una buena persona, una madre. Y si Dios no existe, debería existir, porque
ella lo merecía. Para que estuviera a su lado. Siempre estará a nuestro lado y
nos hace feliz recordarla, como estaba siempre, sonriendo.
El marchar de este mundo, es el preludio de empezar otra
vida diferente. Y esta vida es inmortal. Descansa por fin, descansa en paz,
donde quieras que estés. Un beso
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