Llega un momento
que todo lo que nos importa, parece que pierde importancia. Nos preocupamos más,
de decir lo bueno que somos y el bien que hacemos, que hacerlo realmente. Necesitamos
que todo el mundo vea lo que hacemos. Necesitamos de esas medallas al mérito y
nuestro objetivo se desvía de su final anónimo, para hacerlo público. Lo bonito
es hacer las cosas por que la sentimos. Es querer porque nos hace bien y no
alardear constantemente de ese amor que damos. En ocasiones el silencio, es más
profundo y más bonito que las alabanzas. Las miradas son el mejor agradecimiento
que podemos tener. Y por supuesto el más bonito de los te quiero, es el que se
dice en silencio.
Muchas veces
pensamos que demostrar amor, es decirlo constantemente. Eso lo que hace es
devaluarlo, es como el vendedor, que constantemente te está diciendo lo bueno
que es algo, para convencerte. El repetir las cosas muchas veces, solo convence
a los indecisos. Un te amo, es algo tan importante, que es mejor guardarlo,
para una ocasión especial. Lo que cuesta poco decir, tiene poco valor. Las cosas
importantes, son las que escasean, esas son las caras.
El amor esta tan
poco valorado, que lo utilizamos para engrandecernos y no para amar. Lo utilizamos
para quedar bien y no para demostrar un verdadero sentimiento. La soledad no es
estar en compañía, es no tener amor. Cada quien ama de una manera diferente y
es válido. Lo que no es válido, es decir te quiero, cuando queremos decir,
hasta pronto. Usar el amor, como defensa de tus propios intereses, es mezquino.
El que quiere con verdadero amor, se queda con los actos, el mezquino se queda solo
con la palabra. Los sentimientos se fijan en los silencios y los oídos en los
que te cuentan. Cuéntale a sus ojos tus verdaderos sentimientos, que tus silencios
se encargaran de gritarlos.
Es mucho más fácil odiar
que amar. El amor, para algunos es como una carrera de competición, que con una
caída se olvida lo recorrido. Y debería de ser como una maratón, donde te
puedes levantar y seguir corriendo para llegar a la meta. El corazón se esconde
detrás de razón, que no entiende de sentimientos, para ocultar el amor.
La enseñanza de la
vida, nos dice que debemos pensar lo que decimos, pero no decir lo que
pensamos. Que es más fácil engañar con palabras y no creer en la razón. Queremos
agrandar nuestros conocimientos, sin ver que a menudo, los sentimientos se
hacen más pequeños. A veces, el ser ignorante, está más cerca de los
sentimientos y el querer ser muy ilustrado, está más cerca de agrandar el ego. La diferencia entre la sabiduría y la
ignorancia es tener una opinión. (Platon)
La verdadera riqueza
espiritual, no está en hablar y convencer a la gente de que tú piensas. Está en
el silencio, que hace respetar y comprender, lo que tú sientes.
Debemos hablar lo
justo y amar con el silencio del alma. Se puede decir te quiero en silencio,
pero para engañar, si es necesario decir te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario