Una de las cosas más
gratificantes de escribir, es que puedes poner lo que quieras. En un mundo
donde hay tantos sentimientos, tantos recuerdos agradables, es penoso ver como
siempre nos quedamos con los más tristes. La muerte, la traición se nos queda
en la mente clavados, como una espina que sale, cuando enfocamos la mirada de
los recuerdos. Es bonito sentir que un día disfrutamos de algunos momentos y es, cuando esbozamos una sonrisa sincera. Pero por desgracia, es muy efímera. En cambio los malos momentos
los recordamos con pasión. Son más largos en nuestra memoria, porque en cierta
forma nos excita y nos hace, pensar sobre ello. Quiero agradecer los buenos
momentos. Los recuerdos que siempre estarán conmigo. Esos recuerdos que no me
pueden quitar, ni manchar, porque son míos. Me pueden echar, insultar, ignorar,
pero no pueden quitar mis emociones al recordar, las cosas bonitas. Ahí, no
puede llegar el castigo. Cuando pensamos en cosas positivas, es como si se
abriera una puerta que descarga alegría. Es una emoción que no la puede superar
ni el momento que vivimos. Pues nos damos cuenta después de haber sucedido. La alegría
no se mide por una acción, no por un momento. Se mide por la intensidad que se
vive ese momento.
Agradecer a la
gente que te quiere bien, es una obligación moral. Agradecer a los amigos que
te aguantan es un trabajo diario, que no podemos abandonar nunca. Los
verdaderos amigos los sientes, no te hace falta quedar bien con ellos. Un verdadero
amigo es ese, que cuando estamos en silencio, te hace compañía y se conectan
las almas. No te incomoda el estar con él y es una parte más de ti. Tenemos la
necesidad de hablar, pero es mucho más difícil escuchar. Como decía Goethe, hablar
es una necesidad, escuchar es un arte.
El empezar una
nueva vida, es un reto al que miramos con miedo. Pero una vez que se empieza,
se hace más liviano. Es como montar en bicicleta, a veces pedaleas y otras no,
te dejas llevar. A veces te toca la cuesta arriba, pero después siempre llega
la cuesta abajo y ahí recuperas el sacrificio. El empezar de nuevo, tiene una
ventaja y es la experiencia. Esta se adquiere con los errores del pasado,
errores que no debemos cometer nunca más (por mucho que te gusten). Para que
podamos vivir un poco más libre, debemos evitar nuestros propios reproches, al
fin y al cabo empezamos de cero. La vida es demasiado corta para estar siempre castigándonos
por el pasado. Cuando hacemos algo y sale mal, nos atenemos a las
consecuencias, pero si no lo hacemos siempre tendremos la duda, de que hubiera
pasado y eso es peor. Nuestra propia historia, es nuestro tesoro. Y nosotros la
escribimos día a día. Quien no tiene historia, estará siempre buscándola, pues
una parte de ti, estará vacía. Y soy el "unico" responsable de mis actos. Una cosa que me puedo atribuir, es mi optimismo
(bueno en estos momentos no mucho). Esto me hace estar siempre pensando en que
todo puede ser bueno. Pero soy optimista, porque es más cómodo, que ser
pesimista. Los pesimistas tienen enfermo el espíritu y hacen de su vida, un
miedo continuo. Nunca podrán disfrutar de lo bueno, porque siempre les caerá por
sorpresa y se preocuparan por no perderlo.
Así que empezar de
nuevo, debe ser una alegría y no mirar atrás. No estar triste porque termino,
sino recordarlo y sonreír porque paso y aprender de los errores. No podemos
cambiar el pasado y mientras intentamos cambiar el futuro, este se sigue
consumiendo. Debemos vivir y dejar vivir. Empezar de nuevo es intentar crear algo que hasta ahora no he podido y creo que no lo voy a conseguir. Es crear un hogar. Hasta ahora he tenido casa y una familia. Una casa es un conjunto de paredes y una familia, pues ya sabemos que es. Pero un hogar, es el conjunto de ambas cosas. Un sitio donde uno se encuentra bien, feliz. Rodeado de cariño. Donde se pueda estar sin intentar enseñar como vivir. Sin intentar dar gritos. Donde todos disfruten de la compañía de los demás. Un lugar donde se pueda hablar sin pensar lo que decimos, para que nadie se sienta ofendido. Donde nos apoyemos y no estemos dando consejos y clases a los demás todo el día. Un lugar que respetemos las reglas de la convivencia. Esa es la diferencia entre tener un hogar y tener una casa. Hasta ahora solo tuve un hogar y fue hace bastante tiempo. Ahora vamos de casa en casa.
Creo en lo que veo.
Pues es más fácil saber con qué cuentas, que con que podrías contar. Creo en
gente buena y no, en la que dice que es buena. Creo en los principios (aunque
mi mujer dice que carezco de ellos). Y sobre todo, creo que mi vida, depende de
mí. Y soy dueño y responsable de mis actos.
Pido perdón porque he engañado. Pido perdón por el daño causado. Y en como llevo mi vida, llevo mi penitencia. No espero que me perdonen, pero si que me comprendan. Todo error lleva un castigo y lo asumo. Pero toda condena tiene un final y al final, uno espera un poco de cariño y compañía. En fin, seguiremos buscando un hogar.
Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto, pregúntaselo. Y si responde que si, ya sabes que es corrupto (Groucho Marx)
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