martes, 29 de mayo de 2018

CONCIENCIA MALDITA




           La vida son un cumulo de obstáculos, que hay que superar. Nuestros pensamientos los enfocamos en una parte de lo que nos rodea. Y muchas veces, no nos dejan mirar alrededor. Perdemos el enfoque de muchas cosas importantes, cuando solo nos preocupa solo una parte de ellos.  Los cambios de humor, los pensamientos positivos o negativos nos dan siempre una perspectiva diferente de la vida. Buscando la felicidad, nos vamos derivando a una vida que no es la normal. La normalidad nos da ese punto de concentración, que nos hace falta para poder ampliar la visión de nuestro entorno. Las creencias religiosas, la fe nos da una perspectiva equivocada. A una fe que no existe y nos da una falsa moral. Donde vale todo, siempre y cuando vayas a misa o a pedir perdón al dios de turno. Así nos hace sentir más tranquilos y nuestra moral adoctrinada puede descansar tranquila. La conciencia se adultera en nuestro beneficio y pensamos que lo nuestro está por encima de todo. Y el libro de la moralidad lo escribimos según nuestros intereses. Enseñamos a nuestros hijos, el libro de la moralidad que hemos escritos nosotros. En ocasiones les enseñamos cosas realmente importantes, que no seguimos nosotros. Y escondemos nuestra moral, de la conciencia. Podemos asimilar las enseñanzas que nos dan, pero por desgracia en muchas ocasiones no hacemos caso de ellas. Nuestra conciencia pura, solo puede existir desde la conciencia del alma. Y lo peor es que nuestra conciencia, está en contra nuestra muchas veces. Vivir en contra de nuestra moral, nos hace vivir de una forma intolerable.
El hablar, comunicarse, sentir, nos da el sentido del entendimiento y de la razón. Cuando nos comunicamos nos complementamos. Cuando compartimos nuestros sentimientos, nos da la confianza. Cuando compartimos nuestros valores, nos da la moral.
A mí me pasa eso en ocasiones, pero se aprende y se intenta corregir. Juzgamos la conciencia de los otros, sin mirar la nuestra. Somos mucho más complicados que nuestra conciencia. La vanidad puede con todo, incluso con la moral. Justificamos nuestros actos con cualquier excusa, dejando de lado nuestra conciencia. “Y el primero yo”

Estás lacerando un misterio,
que a veces lo sientes
como un tormento.
Que te mueve y que te llena,
que te pide y te condena.
Amiga conciencia no te escondas,
¡que no es tiempo de pedir exigencias!
Tú eres tierna y comprensiva,
eres aliada de cualquier momento.
Eres el impulso,
ese que llevo dentro,
que se esconde en la vida
cuando a veces yo tanto siento.
Porque me aguanto sin querer
cuando miro lo injusto,
entonces no te quiero tener.
Es cuando de mi conciencia,
¡ hasta me asusto!
Anonimo

No hay comentarios:

Publicar un comentario