domingo, 15 de septiembre de 2019

Otra noche de pensar






   De vez en cuando, la soledad nos hace meditar. Nos hace ver las cosas de una perspectiva diferente. Y nos damos cuenta de cómo la vida pasa y seguimos encajonados, en un bucle que no para de repetirse. Y seguimos esperando un futuro, que va pasando y nos arrastra perdiendo el presente. Esperando algo que es muy posible, que ya no se repita. El pasado nos enseña, el presente nos desgasta y el futuro cada vez es mas corto. El fracaso se inunda de emociones tristes. Y la suerte es caprichosa con uno, cuando te llega, no sabemos aprovecharla. Pero el fracaso, llega de nuestras decisiones equivocadas. Y la mayoría son decisiones que se toman con el corazón, sin pensar que el corazón no entiende de razones. Que al fin y al cabo las razones, son las que nos marcan el camino. Nos negamos a ver que estamos equivocados. El sentimiento nos ciega y nos hace sufrir. El error no es problema, somo nosotros que no queremos verlos y admitirlos. Buscamos una felicidad ficticia, sin ver que las cosas sencillas son las que nos dan esa paz, que se convierte en felicidad. El rencor de perder las cosas buenas, por nuestra propia culpa, nos convierte en quien no somos.
   La vida es un libro, donde nosotros somos los autores. Y se va escribiendo, a medida que pasa el tiempo. Sin darnos cuenta que se escribe solo. Ahora mismo, con un zumo, escuchando música y acompañado de mi compañera la soledad, me doy cuenta de que equivocado estoy. Mis conversaciones conmigo mismo, me hacen que discuta mi corazón con mi mente. Y al final como siempre, no ganan ninguno de los dos. Solo pierdo yo y no entiendo por qué. El dolor mas intenso no viene físicamente, si no de perder las ilusiones. El “hubiera” que no existe, el “podría” que no hicimos, el “pasado” que dejamos correr. Todas esas palabras se convierten en losas tan pesadas, que hacen que no podamos llevar esa carga. Esto nos produce un odio, que descargamos con los demás, pero es solo impotencia. También nos volvemos irónicos, pues es más fácil que recapacitar.
     Así que, como todos los días, vamos hacer propósito de enmienda, se nos olvida cuando salimos a la calle. Es como quitarse de fumar, por las noches tomamos esa decisión, que se nos olvida, después de desayunar. Al final uno se da cuenta, que, si estoy solo y me siento solo, es que no soy buena compañía. Así que mejor me voy a dormir, así la soledad se va y me quedo solo.  

¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De quién es esta vida?
¿Qué estoy haciendo aquí? Insulsa y repetida
¿Qué estoy haciendo aquí? En dirección prohibida
¿Qué estoy haciendo aquí?
Adrian y Ricardo han vuelto a las andadas
vaciando otra botella de Bacardy
se miran el uno al otro
y no ven nada
se gritan porque ya no hay más que hablar
Les va de película piensan
conduce un destino sin final
viven como un rey
no hay quien le tosa
porque aunque se creen poca cosa
son los reyes de la cerveza, el ron y la noche
¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De quién es esta vida?
¿Qué estoy haciendo aquí? Insulsa y repetida
¿Qué estoy haciendo aquí? En dirección prohibida
¿Qué estoy haciendo aquí?
Con la frontera, el bingo y el casino
con el botín de la juventud
pisando el acelerador
de la raya de la vida
vio a la realidad por el retrovisor
lo que no tiene precio le ha costado caro
cargó la cuba, abrió la chela,
y se alejaron de la triste realidad
¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De quién es esta vida?
¿Qué estoy haciendo aquí? Insulsa y repetida
¿Qué estoy haciendo aquí? En dirección prohibida

¿Qué estoy haciendo aquí?

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