jueves, 15 de mayo de 2014

Hola mi querido y extrañado amigo. Otro más, que ya no estas, pero sigues vivo, pues no te he olvidado. Contarte que te recuerdo y me gustaría que estuviera aquí conmigo ahora ayudándome, en lo que empezamos hace ya unos años. He abierto ya tres salas de mesas y me quedan muchas por abrir. Tengo un buen puesto en una empresa de México, pero como sabes a mí los “títulos” me dan igual. Estoy viajando constantemente, tengo poco tiempo para ver a mi familia, esto es lo peor. La verdad es que como no sé cuándo te fuiste, siempre te escribo por estas fechas. España está peor que nunca, pero aparte de la crisis, están los valores humanos, que también se están perdiendo. Tengo el gran problema, que da pena la gente que está a mí alrededor y no puedo hacer nada por ella y también injusticias que veo en mi empresa y me tengo que tragar. Es muy difícil trabajar con la conciencia limpia. Por otro lado el mundo está peor. No sé qué quedara para nuestros hijos. Mi hijo ya es un hombre. Y un hombre decente, que es lo mejor. Lo único que le ha dado por tatuarse, espero que no se arrepienta en el futuro. Mi hija está muy a gusto en México y no quiere regresar a España. Está muy grande y es muy presumida, no se a quien ha salido. Zaira está haciendo lo que le gusta, pero lleva mal, lo de estar mucho tiempo separado. Pero mi querido amigo nunca llueve a gusto de todos. Alguna veces la soledad es incomoda, pues estoy en hoteles de lujo, ciudades preciosas, pero no puedo compartirlo con quien quiero. De tu familia no sé nada, bueno si, Julia se quedó en paro, por unos recortes y al final cerraron el casino. La verdad es que muchas veces uno tiene la impresión de que todo va para peor. Las cosas se acaban, los ciclos terminan y uno va viendo como cada vez hay menos trabajo, cada vez hay menos ilusión.
Una de las cosas que te mantiene alerta y te deja sin pensar en los momentos tan precarios que vivimos es la peligrosidad de estar en México. Cuando no es la delincuencia es la policía (que es peor). Si no cuando viene un terremoto y piensas que ¿será lo último que hagas en la vida?. Correr todo lo que pueda. Hay una frase de Coelho muy buena que dice: Si piensas que la aventura es peligrosa, piensa en la rutina “es mortal”. Y es una verdad como un templo. A veces me quejo de viajar mucho, de estar siempre trabajando, pero luego me acuerdo de estar en el sofá, como perro tirado, sin nada que hacer y me levanta el ánimo.
 La soledad nos da esos momentos que necesitamos para pensar, para soñar despierto. Pero como todo en la vida, el abusar es malo. Podemos tener celdas de oro, pero sigue siendo soledad. Podemos ganar mucho dinero, pero sigue siendo soledad. Y esto lo quita una cosa bien barata, la compañía de la gente que amas. La soledad es muy bonita cuando tienes alguien con quien compartirla. Mi querido y extrañado amigo, aun me das esa compañía sin estar aquí. Eres esa persona a quien puedo contar cosas absurdas, cosas que no tienen lógica en muchas ocasiones, sin que me preguntes, sin que me valores, sin que me juzgues. Espero que el próximo año, sigas vivo para mí.


“Me gusta cuando callas, porque estas como ausente”

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