Hola mi querido y extrañado amigo. Otro más, que ya no
estas, pero sigues vivo, pues no te he olvidado. Contarte que te recuerdo y me
gustaría que estuviera aquí conmigo ahora ayudándome, en lo que empezamos hace
ya unos años. He abierto ya tres salas de mesas y me quedan muchas por abrir.
Tengo un buen puesto en una empresa de México, pero como sabes a mí los
“títulos” me dan igual. Estoy viajando constantemente, tengo poco tiempo para
ver a mi familia, esto es lo peor. La verdad es que como no sé cuándo te
fuiste, siempre te escribo por estas fechas. España está peor que nunca, pero
aparte de la crisis, están los valores humanos, que también se están perdiendo.
Tengo el gran problema, que da pena la gente que está a mí alrededor y no puedo
hacer nada por ella y también injusticias que veo en mi empresa y me tengo que
tragar. Es muy difícil trabajar con la conciencia limpia. Por otro lado el
mundo está peor. No sé qué quedara para nuestros hijos. Mi hijo ya es un
hombre. Y un hombre decente, que es lo mejor. Lo único que le ha dado por
tatuarse, espero que no se arrepienta en el futuro. Mi hija está muy a gusto en
México y no quiere regresar a España. Está muy grande y es muy presumida, no se
a quien ha salido. Zaira está haciendo lo que le gusta, pero lleva mal, lo de
estar mucho tiempo separado. Pero mi querido amigo nunca llueve a gusto de
todos. Alguna veces la soledad es incomoda, pues estoy en hoteles de lujo,
ciudades preciosas, pero no puedo compartirlo con quien quiero. De tu familia
no sé nada, bueno si, Julia se quedó en paro, por unos recortes y al final
cerraron el casino. La verdad es que muchas veces uno tiene la impresión de que
todo va para peor. Las cosas se acaban, los ciclos terminan y uno va viendo
como cada vez hay menos trabajo, cada vez hay menos ilusión.
Una de las cosas que te mantiene alerta y te deja sin pensar
en los momentos tan precarios que vivimos es la peligrosidad de estar en México.
Cuando no es la delincuencia es la policía (que es peor). Si no cuando viene un
terremoto y piensas que ¿será lo último que hagas en la vida?. Correr todo lo
que pueda. Hay una frase de Coelho muy buena que dice: Si piensas que la
aventura es peligrosa, piensa en la rutina “es mortal”. Y es una verdad como un
templo. A veces me quejo de viajar mucho, de estar siempre trabajando, pero
luego me acuerdo de estar en el sofá, como perro tirado, sin nada que hacer y
me levanta el ánimo.
La soledad nos da
esos momentos que necesitamos para pensar, para soñar despierto. Pero como todo en
la vida, el abusar es malo. Podemos tener celdas de oro, pero sigue siendo
soledad. Podemos ganar mucho dinero, pero sigue siendo soledad. Y esto lo quita
una cosa bien barata, la compañía de la gente que amas. La soledad es muy bonita cuando tienes alguien con quien compartirla. Mi querido y extrañado amigo, aun me das esa compañía
sin estar aquí. Eres esa persona a quien puedo contar cosas absurdas, cosas que
no tienen lógica en muchas ocasiones, sin que me preguntes, sin que me valores,
sin que me juzgues. Espero que el próximo año, sigas vivo para mí.
“Me gusta cuando callas, porque estas como ausente”
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