Por primera vez en
mi vida, he sentido un fracaso como una decepción. A mi edad me encuentro
comiendo un trozo de pastel en casa a solas. Hoy es día 1 de enero y son las
seis de la madrugada. El salón de mi casa, tiene una mesa y seis sillas, solo
eso. También tengo un árbol de navidad con escasas bolas y unas pocas de luces.
Mi compañero de casa está dormido en su habitación. Y el silencio es total,
bueno solo la mesa que al escribir en el ordenador, chirria un poco. Solo estamos
mi mente y yo, ósea, solo yo. La parte más dolorosa de la soledad, es no poder
compartir los recuerdos.
La soledad es fría, pero es curioso. No estoy
triste, estoy solo. Haciendo un pequeño examen de conciencia, uno llega a la conclusión
de que lo tengo merecido. Estoy pasando por mi condena sin fecha de liberación.
Podemos cerrar los ojos a la verdad, pero no podemos dejarla atrás. Siempre
alguien se encarga de recordarte donde debes estar. Y los mismos que te
pusieron hay, parece que no va con ellos. Quieren aparentar que no pasa nada. Es
como cuando vemos a un mendigo y damos por hecho, que es su vida. Que ese, es
su estatus. Sin sentir el remordimiento de que es una persona sin suerte en la
vida. Vemos lo moral, lo justo. Lo que nos enseñaron que está bien y que está
mal. Sin analizar lo verdaderamente importante, la vida. La vida, es mi
literatura privada. Cuando todo mi pensamiento lo enfoco a lo que leo, dejo de
tener mi propia creatividad, mi propia literatura. El progreso, es seguir
desarrollando lo que otros ya hicieron. Si solo aplicas lo que lees, el
progreso desaparece.
Vivimos la vida de
la misma forma que leemos un libro. Leemos y queremos aprender. Queremos pensar
cómo piensan los demás. Leemos y nos adoctrinamos. Sin pensar y analizar lo que
leemos. Leemos en ocasiones para entretenernos, pero no para ver los errores
del libro o de la vida. Damos por bueno lo que leemos, porque lo escribió otro.
Como escribí en veces anteriores, es más fácil engañarte, que convencerte de
que te están engañando. Si convences sin creer, te conviertes en un mentiroso
de éxito.
A veces no
conocemos el verdadero valor del presente, hasta que no lo convertimos en
recuerdo. Vivimos del recuerdo del pasado, soñando con el futuro. Una conciencia
en paz, en ocasiones es signo de mala memoria o de una memoria selectiva. Así se
duerme mejor y justificas los cargos de conciencia.
La vida me ha
enseñado que para ser feliz, hay que tener suerte y poca memoria.
Y Pensar por ti
mismo, te hace enemigo, de los que piensan igual.
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