domingo, 1 de enero de 2017

2017 Vida nueva


  Por primera vez en mi vida, he sentido un fracaso como una decepción. A mi edad me encuentro comiendo un trozo de pastel en casa a solas. Hoy es día 1 de enero y son las seis de la madrugada. El salón de mi casa, tiene una mesa y seis sillas, solo eso. También tengo un árbol de navidad con escasas bolas y unas pocas de luces. Mi compañero de casa está dormido en su habitación. Y el silencio es total, bueno solo la mesa que al escribir en el ordenador, chirria un poco. Solo estamos mi mente y yo, ósea, solo yo. La parte más dolorosa de la soledad, es no poder compartir los recuerdos.
 La soledad es fría, pero es curioso. No estoy triste, estoy solo. Haciendo un pequeño examen de conciencia, uno llega a la conclusión de que lo tengo merecido. Estoy pasando por mi condena sin fecha de liberación. Podemos cerrar los ojos a la verdad, pero no podemos dejarla atrás. Siempre alguien se encarga de recordarte donde debes estar. Y los mismos que te pusieron hay, parece que no va con ellos. Quieren aparentar que no pasa nada. Es como cuando vemos a un mendigo y damos por hecho, que es su vida. Que ese, es su estatus. Sin sentir el remordimiento de que es una persona sin suerte en la vida. Vemos lo moral, lo justo. Lo que nos enseñaron que está bien y que está mal. Sin analizar lo verdaderamente importante, la vida. La vida, es mi literatura privada. Cuando todo mi pensamiento lo enfoco a lo que leo, dejo de tener mi propia creatividad, mi propia literatura. El progreso, es seguir desarrollando lo que otros ya hicieron. Si solo aplicas lo que lees, el progreso desaparece.
Vivimos la vida de la misma forma que leemos un libro. Leemos y queremos aprender. Queremos pensar cómo piensan los demás. Leemos y nos adoctrinamos. Sin pensar y analizar lo que leemos. Leemos en ocasiones para entretenernos, pero no para ver los errores del libro o de la vida. Damos por bueno lo que leemos, porque lo escribió otro. Como escribí en veces anteriores, es más fácil engañarte, que convencerte de que te están engañando. Si convences sin creer, te conviertes en un mentiroso de éxito.
A veces no conocemos el verdadero valor del presente, hasta que no lo convertimos en recuerdo. Vivimos del recuerdo del pasado, soñando con el futuro. Una conciencia en paz, en ocasiones es signo de mala memoria o de una memoria selectiva. Así se duerme mejor y justificas los cargos de conciencia.
La vida me ha enseñado que para ser feliz, hay que tener suerte y poca memoria.

Y Pensar por ti mismo, te hace enemigo, de los que piensan igual. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario