Hay muchas cosas que quedan
por hacer. No se si dará tiempo. Ese es el problema de saber cuando empezamos
en la vida y no saber cuando terminamos. La principal, es intentar saber que es
la felicidad. Recordando ahora, si, lo fui. Y querría volver a paladearlo. Hace
tanto, que ya ni me acuerdo. De vez en cuando, nos aferramos a un sueño de
futuro. Algo que nos da la impresión que nunca va a llegar. El estar fuera de
mi país, tanto tiempo, es algo que jamás pensé. Y la verdad, no fue mi
voluntad, la que hizo esto, se lo debo a otra persona, que ya no existe. Pero no estoy arrepentido, al contrario, estoy agradecido. El mundo ha hecho que
viva mil cosas. Que conozca a todo tipo de personas, desde lo mejor a lo peor. Pero
incluso en lo peor, he conocido gente que valía la pena. Personas capaces de
transmitir unos sentimientos, que ni ellos mismos lo saben. Porque les nace de
dentro y es algo natural para ellos. Ahora que estoy más allá del meridiano de
mi vida, puedo ver cosas que antes no podía ver. Puedo notar los sentimientos
que están detrás de las palabras. Puedo comprender lo que transmiten, sin la
necesidad de que lo digan. Puedo saber cuándo sobro o cuando quieren que sobre.
Puedo sentir, que es mejor que te echen en falta, a que te echen de sobra.
De vez en cuando la vida, te
enseña, que lo mejor no es vivir, sino comprender la vida. Si me quedo sentado
en la puerta de mi casa, lo único que consigo es esperar el final. Pero si voy
a buscarlo, entonces sí puedo ver el trayecto, puedo mirar el camino y eso, es
la vida. Si buscas el final, encuentras el camino. Si te sientas, te llega el
final sin caminarlo. He visto mil sitios, he sufrido mil veces y ambas cosas
las he disfrutado. Ahora desde la soledad de mi habitación, tengo la sensación de
haber soltado lastre. Uno aprende del silencio y goza del pensamiento. Cada día
disfruto más de la soledad, pues nada me turba el ingenio. No hay gritos, no
hay reproches, hay paz. No hay consejos absurdos, no hay complejos de inferioridad,
hay paz. Los problemas son lo de menos, pues cada uno se busca los suyos. Estamos
más tiempo pensado y hablando de los problemas, que resolviéndolos. El resolver
los problemas es un reto a la vida. Es parte de ese camino, que hay que andar
para llegar al final. Quisiéramos no tenerlos, pero es como llegar al final de
una etapa. Con la satisfacción de haber llegado. Ahora me doy cuenta, de cuanta
estupidez tengo que soltar. Y de cuanta he aguantado.
Hace poco conocí a una
persona que dormía en la calle, en uno de mis viajes y parecía terriblemente
desgraciado. Y hablando con él, me pregunto, ¿qué es ser feliz? De repente no
supe que contestar. Y pensé, de los dos, ¿quién es más feliz? Porque ser feliz,
es un estado mental. Es un estado que no se puede evaluar. ¿Es mas feliz el? que sabe lo que quiere y nos un problema ser un mendigo. ¿O yo?, que me da miedo la pobreza y quiero ser un triunfador. Aunque me dieran todos
los consejos posibles, ninguna rozaría ni de lejos, la solución para los
verdaderos problemas de la vida. Si quiere saber realmente, que es el dolor,
debes sufrirlo. Si quieres saber quien eres, no te despojes de tu orgullo, despójate de tus bienes. Nuestro egoísmo, esta por encima de nuestra moral. Si quieres ver la belleza de la vida, debes cerrar los ojos e
imaginarla, pues nada es tan poderosa como la imaginación para crear la belleza, en ese momento tu
estas escribiendo tu propio libro. Y cuando abrimos los ojos lo que vemos, es
el mundo, ahora estamos leyendo el libro, escrito por otro. Somos los dueños de
nuestro pensamiento, pero también los esclavos de la imaginación de otros.
La vida es muy corta o muy
larga, depende de cómo la vivas. Es como cuando comes algo que está muy bueno,
que rápido se acaba. Pero dejas a un lado lo más rico, para saborearlo al final
y que nos quede su sabor. No tenemos que tener miedo a la muerte, debemos tener
miedo a la vida. A no saber disfrutarla, a que termine y no podamos saborear el
final. Cuando no sabemos vivir, eso es, empezar a morir. Vivir es comprender,
es encontrar la verdad. Y para encontrar la verdad, cierra los ojos. Que el mundo
no te engañe con su realidad. Y para comprender, siente. Que la gente no te
engañe con sus palabras. Siente en silencio y comprenderás la verdad. La
felicidad solo es plena, cuando solo depende de ti.
Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.
Como un ladrón
te acechan detrás de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve.
(Serrat)
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