lunes, 3 de abril de 2017

Mentiras sinceras


Es curioso como pedimos y exigimos cosas que no hacemos nosotros. Pedimos, perdón exigimos sinceridad, honestidad y muchas cosas más. Cuando lo haces y te esfuerzas resulta que tú no puedes exigir lo mismo. Los pecados son de importantes lo que quieran darle o lo que le conviene a cada uno. Por ejemplo, te exigen buenos modales. Educación y respeto. Pero cuando la otra persona no lo hace y te enfadas, la culpa es tuya. Ves no cambiaste, eres el mismo. Es la forma más cínica y estúpida con la que te rebaten, su propia falta de principios. Si te engañan es que no comprendes. Si te mienten, son cosas tuyas o inventos. Si te insultan, la culpa es tuya. Y si reclamas con pruebas el silencio es su respuesta. Uno se cansa de escuchar hablar a la gente de forma falsa. De escuchar tantas tonterías que dan ganas de vomitar. Por ejemplo, las que te hablan de forma, que parecen un maestro xaoling. Dando consejos todo el día. Diciendo como encontrar la paz, la superación y la sanación del alma (como si supieran lo que es eso). Y después están tan amargados, que solo les queda tiempo para buscar frases, que poner en su Facebook. O las que te dan clases de moralidad desde su pedestal, basado en mentiras, chismes e inmoralidades. La doble moral es una costumbre arraigada sobre todo entre las mujeres. Son incapaces de pedir perdón. De reconocer sus errores, pero te machacan con los tuyos. Y se aprovechan de su condición femenina, para poder sentirse amenazadas. Ser mujer, no es una minusvalía, aunque les interese para poder destrozarte. Porque al fin y al cabo, tu eres hombre y no puedes ofender. Ellas como mujeres tienen un derecho no escrito a poder hacer muchas cosas y para ti, “NO ES LO MISMO”. A pesar de todo, uno intenta vivir y comprender, pero es muy difícil, cuando no hay lógica.
La felicidad son un cumulo de pequeños momentos. Pero la tristeza son un cumulo de recuerdos. Y esos recuerdos y momentos son los que te hacen sufrir, pues no los puedes olvidar. Pedir perdón no significa que estamos equivocados. Significa que valoramos a la otra persona. Significa que la respetamos. Y en muchas ocasiones no hay que pedirlo, basta una mirada humilde. Y no esconderse detrás del silencio cobarde que nos ampara la distancia. Las simple es lo más bonito. Un abrazo, un beso una caricia eso no tiene precio, pero cuando se hace desde el corazón. Decir te amo fácilmente, hace que se convierta en una mentira, con la palabra más bella. Pedir respeto con la mentira, hace que se convierta en una burla. En ocasiones el insulto es la defensa contra el cinismo, aunque sea una falta de educación. Pues que lógica puede haber si te pagan la sinceridad con el cinismo. El amor no es decirlo mil veces, es demostrarlo una sola vez. Y a pesar de todo, te quiero………

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. 

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 

La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 

Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. 

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos 

           árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis

          brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


                   Pablo neruda

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