Es curioso como pedimos y
exigimos cosas que no hacemos nosotros. Pedimos, perdón exigimos sinceridad,
honestidad y muchas cosas más. Cuando lo haces y te esfuerzas resulta que tú no
puedes exigir lo mismo. Los pecados son de importantes lo que quieran darle o
lo que le conviene a cada uno. Por ejemplo, te exigen buenos modales. Educación
y respeto. Pero cuando la otra persona no lo hace y te enfadas, la culpa es
tuya. Ves no cambiaste, eres el mismo. Es la forma más cínica y estúpida con la
que te rebaten, su propia falta de principios. Si te engañan es que no
comprendes. Si te mienten, son cosas tuyas o inventos. Si te insultan, la culpa
es tuya. Y si reclamas con pruebas el silencio es su respuesta. Uno se cansa de
escuchar hablar a la gente de forma falsa. De escuchar tantas tonterías que dan
ganas de vomitar. Por ejemplo, las que te hablan de forma, que parecen un
maestro xaoling. Dando consejos todo el día. Diciendo como encontrar la paz, la
superación y la sanación del alma (como si supieran lo que es eso). Y después están
tan amargados, que solo les queda tiempo para buscar frases, que poner en su Facebook.
O las que te dan clases de moralidad desde su pedestal, basado en mentiras,
chismes e inmoralidades. La doble moral es una costumbre arraigada sobre todo
entre las mujeres. Son incapaces de pedir perdón. De reconocer sus errores,
pero te machacan con los tuyos. Y se aprovechan de su condición femenina, para
poder sentirse amenazadas. Ser mujer, no es una minusvalía, aunque les interese
para poder destrozarte. Porque al fin y al cabo, tu eres hombre y no puedes
ofender. Ellas como mujeres tienen un derecho no escrito a poder hacer muchas
cosas y para ti, “NO ES LO MISMO”. A pesar de todo, uno intenta vivir y comprender,
pero es muy difícil, cuando no hay lógica.
La felicidad son un cumulo
de pequeños momentos. Pero la tristeza son un cumulo de recuerdos. Y esos
recuerdos y momentos son los que te hacen sufrir, pues no los puedes olvidar. Pedir
perdón no significa que estamos equivocados. Significa que valoramos a la otra
persona. Significa que la respetamos. Y en muchas ocasiones no hay que pedirlo,
basta una mirada humilde. Y no esconderse detrás del silencio cobarde que nos
ampara la distancia. Las simple es lo más bonito. Un abrazo, un beso una
caricia eso no tiene precio, pero cuando se hace desde el corazón. Decir te amo
fácilmente, hace que se convierta en una mentira, con la palabra más bella. Pedir
respeto con la mentira, hace que se convierta en una burla. En ocasiones el
insulto es la defensa contra el cinismo, aunque sea una falta de educación. Pues
que lógica puede haber si te pagan la sinceridad con el cinismo. El amor no es decirlo
mil veces, es demostrarlo una sola vez. Y a pesar de todo, te quiero………
Puedo escribir los versos más
tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo neruda
No hay comentarios:
Publicar un comentario