Mi abuela, mi
madre, mi cómplice, mi mejor amiga. Ella sola, saco adelante a cinco hijos. Me cuido, me crio, me educo y me dio los
valores suficientes para poder crear, mi propia familia.
Puedo decir con
mucho orgullo, que fui su niño. No por deseo propio, sino porque fui a tapar
parte del hueco que dejo, mi tío Rafa cuando falleció, yo tan solo tenía 3
añitos. No había día que no me hablara de él y sin quererlo me fue criando como
otro hijo más. Mis padres se separaron también en esa época. Lo importante es
que ella se volcó en mí, entre los dos había una conexión que solo ella y yo
podíamos entender. Desde los 3 años, a los 14, dormía junto a ella, me llevaba
al colegio, me hacía de comer, a la carta lo que el niño quisiera, los fines de
semana nos íbamos casi siempre solos a la casa de la playa, donde encendíamos
la chimenea, íbamos a por leña, mi zumo de naranja al medio día, el olor a lomo
en manteca….
Ella me llevaba a pescar, incluso llegaba a
jugar al fútbol conmigo, para que nunca me sintiera solo. Mi abuela era alguien
especial era mi mejor amiga. Conforme fueron pasando los años se volvió mi
protectora, no quería que nada ni nadie me hiciera nada, era mi escudo. Su
frase favorita era, que al niño no le falte nada. Mi madre siempre estaba
trabajando, para que lo tuviera todo y mi padre por trabajo solo podía verlo
una vez al mes (juntaba todos los días de descanso para poder venir a verme).
Pero ella fue capaz de suplir ambas partes de darme una educación, dándome
todo, pero enseñándome con su ejemplo, lo que es el respeto, los valores y lo
más importante, el amor. Jamás quise irme a trabajar fuera por no separarme de
ella, y al cabo de los años te vas preparando para que la persona más
importante de tu vida desparezca, pero eso es mentira, pues jamás te preparas,
para semejante perdida. Me he quedado sin mi pilar principal, pero ella me
construyó unos buenos muros y una cimentación de granito.
Jamás me faltaba
la mejor caña de pescar, el mejor chándal o las mejores gafas, el coche que
quisiera o el reloj que me gustase. Pero todo ello lo cambiaria, por pasar una
sola hora con ella. Me pude despedir de ella, cosa muy dura y que nadie se imagina,
pero al menos ella y yo sabemos lo que nos queremos. Ya está arriba con mi
padrino, mi ángel de la guarda, su hijo. Y desde arriba están velando, para cuidarme.
Mi abuela, mi madre, mi colega, mi amiga. Algo tan, pero tan grande, que jamás
podré explicar. Yo solo quiero ser la
mitad, de lo que ella me enseño. Para que desde allí arriba, este orgullosa de
mi. Y por último decir, que ese pilar se sustenta, por otro regalo que mi hizo,
el más grande de todos, mi madre. Para mis nunca, abras fallecido, pues siempre
estarás en mi mente y mi corazón. Estoy triste por tu partida, pero lleno de
alegría, por haberte tenido. Gracias por dejarme ser vuestro hijo. Os amo
Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír
porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o
puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.
Tu corazón puede estar vacío porque no la puedes
ver,
o puede estar lleno del amor que compartiste.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y
dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
Sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.
Y disfrutar de la vida.
Esa vida que ella lucho, por que tuvieras.
Ojos verdes esmeralda
Sonrisa humilde y sabia
Que nunca olvidare
De mi abuela, mi amiga Esperanza
Precioso bonitas palabras un beso 😘 tu cuña Belén
ResponderEliminarPalabras desde el corazón, una abuela deja una huella imborrable, es un amor especial que siempre tendrás presente, jamás nos abandonan, estará presente en cada día, cada detalle, cada momento... será tu ángel el cuál te cuidó en vida y seguirá haciéndolo sin estar presente, un besazo primo.
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